jueves, 28 de abril de 2011

Ya lo decía Alberto


En el medio de la batalla, una batalla sucia como pocas, el de siempre: Messi, dos veces Messi. Poco se puede rescatar de un partido que prometía mucho pero que al final se quedó en lo que se quedan siempre todas las cosas en las que anda metido José Mourinho: en polémica. Se echó de menos al fútbol. “Cada día sabemos más y entendemos menos”, decía Alberto.

Todo comenzó como siempre que se enfrentan los dos mejores técnicos del mundo; Guardiola apostó por la pelota, Mourinho por especular. Hasta ahí todo lícito. Los ánimos encendidos en las ruedas de prensa no hicieron más que contribuir a que el partido fuese malo con ganas, pero sobre todo, vergonzoso. Lo que ayer se vio sobre el terreno de juego -y camino del túnel de vestuarios, en la rueda de prensa…- es más propio de bandas citándose para pegarse en un callejón que de profesionales del fútbol. Una primera parte sin historia se convirtió en una escaramuza con Pinto expulsado por agresión en medio de una marabunta de empujones e insultos.

miércoles, 27 de abril de 2011

‘Central lechera’ versus ‘Llet nostra’

Guardiola retó: “José, a las 20.45 horas nos vemos en el campo”. Minutos antes, Mourinho se horrorizó de que Pep criticase “el acierto de un árbitro”. El partido ya había comenzado; en realidad, el partido lleva jugándose desde antes del sábado 16, día del primer Clásico de 2011. Ha llegado el tercer round.

Este miércoles se enfrentan dos estilos, pero también dos estados físicos muy desigualados. La plantilla del Barça, corta y con bajas de vital importancia como Iniesta, Abidal, Adriano, Maxwell y Bojan, está asfixiada a estas alturas de temporada. La del Madrid, en cambio, ha ido de menos a más y ahora se encuentra en un momento de forma envidiable. Mourinho sólo tendrá que lidiar con la importante ausencia de Carvalho en el centro de la zaga y con la de Khedira, su destructor de juego.

martes, 26 de abril de 2011

Zidane, el último mago

“Después de esta temporada dejo el fútbol. Es definitivo. Siempre fui un competidor, un ganador, y últimamente no lo estoy siendo”. 26 de abril de 2006. Miércoles. En la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Valdebebas se producía una de las ovaciones más sinceras que se recuerdan. Sólo un día antes, Zinedine Zidane anunciaba ante las cámaras de Canal + Francia su retirada de los terrenos de juego, que se produciría tras el Mundial de Alemania.

“Llevamos tres años sin ganar nada, un tiempo sin estar a gusto, sin encontrarme en lo mejor. No es lo que quiere nadie, ni yo ni el club. Ya no tengo 25 años y cada vez se hace más difícil seguir adelante. Aparecen molestias que antes no tenía... No quiero estar por estar”. Zizou, tímido como siempre, habló sereno ante la multitud de medios que se agolpaban para escucharle.

Estaba a punto de cumplir 34 años. Habían pasado diecisiete años desde su debut en la Primera División francesa con el Cannes, en un partido ante el Nantes, aunque no fue hasta dos años después cuando pudo celebrar su primer gol, precisamente ante el mismo rival. Aquel tanto y aquel primer baile de celebración fueron para Veronique, la que más tarde se convertiría en su mujer.